jueves, 18 de noviembre de 2010

Sala Alberdi: toma y represión en el CC San Martín

De espaldas al teatro de la Av. Corrientes, en el edificio de Sarmiento y Paraná, funcionaba la sala. Un escenario de práctica para estudiantes avanzados, un lugar donde podían presentar sus obras y en el que funcionaban unos 33 talleres de educación artística abiertos para 800 alumnos. En el sexto piso del Centro Cultural San Martín (CCSM) pasaba eso: funciones casi todos los días en una sala para 200 personas, con programación a la gorra, con varios espectáculos infantiles y que en su esplendor ha contado más de 40 mil localidades anuales. Hoy son 9 talleres, para 60 alumnos, no se dictan ahí ni se pueden presentar oficialmente.

Desde fines del 2006 hay un vaciamiento del CCSM que se percibe al entrar al edificio, de los 4 ascensores funciona solo uno y los otros no se arreglan, hay pisos completamente vacíos y otros que se alquilan para eventos privados. La entonces Ministro de Cultura, Silvia Fajre, bajo la jefatura de Jorge Telerman, ordenó desalojar la sala por decreto. Docentes y alumnos presentaron un amparo contra el gobierno de la ciudad, en marzo de 2007 se hizo lugar a la medida cautelar de no innovar y en septiembre de 2009, la jueza Fabiana Schafrik, a cargo del juzgado nº 5, concedió el amparo a favor de la comunidad educativa. La gestión había pasado a Macri, el ministerio a manos de Hernán Lombardi pero todo parecía igual.
Hasta el 2008 la sala respondía al director de extensión cultural, Daniel Donato, hasta que apoyó una marcha de los chicos en la calle Corrientes. El gobierno lo forzó al retiro voluntario, argumentó que la sala, de la década del 60, no tenía las condiciones de infraestructura para funcionar y la dirección de extensión cultural quedó dependiendo directamente del director de la Dirección General de Enseñanza Artística del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Marcelo Birman.
El fallo de 2009 establecía un plazo de 30 días para realizar las reformas necesarias -según el informe de bomberos “no se detectaron problemas graves”- y determinó que en el caso de que el plazo no fuera suficiente se deberían trasladar las actividades a un lugar de iguales características. Hace 3 meses que los alumnos mantienen tomada la sala con una muestra fotográfica de los lugares a los que el gobierno pretendió trasladarlos: paredes que se caen, cables pelados, techos agujereados y condiciones de infraestructura mucho peores de las que se los pretende salvar.
Los últimos capítulos de esta historia no son muy alentadores. Marcelo Birman denunció a algunos participantes por considerar que faltaban al código contravencional pero fue desestimado. La respuesta de los alumnos, que hace más de 2 meses permanecían en el pasillo, fue abrir la sala para mostrar el problema a la comunidad y la devolución no oficial no tardó en llegar: Hace 2 semanas, 4 personas intentaron reclausurar la sala y golpearon a los alumnos que guardaban la toma en ese momento.

Testimonio de una alumna sobre el problema


Declaración de Norman Briski en la toma de la sala.

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